Decidir por uno mismo, sin recurrir a otras personas
A lo largo de mis experiencias y a medida que aprendí a tomar decisiones firmes, sin dudar y sin tener que acudir a otras personas requiriendo su aprobación, me di cuenta de una cosa: las personas que tenían la capacidad de tomar decisiones y sentirse muy seguras de sí mismas habían pasado su infancia en un entorno en el que se tomaban decisiones, o bien aprendieron a tomarlas posteriormente a lo largo de sus vidas.
Esto confirmaba que a pesar de la genética heredada por el entorno, el cambio para mí era posible.
La duda y la confusión son factores que te impiden avanzar, estos son generados por el miedo que uno siente. Miedo al fracaso, al rechazo, a hacer el ridículo, etc. Estos miedos proceden de creencias que uno mismo ha desarrollado debido a las experiencias vividas. El fracaso constante puede dañar la imagen personal que uno conserva sobre sí mismo y hacer que la persona deje de ver sus puntos fuertes. Por eso mismo tiran la toalla y dejan de buscar entre las infinitas posibilidades que podrían tener si descubrieran que todos somos capaces de tomar decisiones si nos hacemos conscientes de cuáles son los factores que nos lo impiden.
Analiza la situación en el presente, decide ahora
Piensa en una situación que te hace dudar y sobre la que te cuesta decidir. Cuando hayas identificado la situación hazte las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que sé?
¿Que es lo que aún no sé?
¿Qué es lo que necesito saber para avanzar?
La clave consiste en decidir ahora mismo, desde el lugar donde te encuentras y con lo que tienes. Si sigues demorando incrementaras tus dudas, la confusión y vivirás dominado por el miedo. En el momento en el que tomas la decisión, hazte las preguntas arriba enunciadas y encontrarás tu respuesta. Quizás tengas que aprender algo, tengas que practicar algo, o incluso eliminar patrones que te limitan.
Para tu Libertad y tu Éxito,
Kanta Motwani
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